sinrazón y sinsentido
días que encuentran asidero
justo en la incerteza,
en lo fallido.
En la expectativa
que expectante observa
en noches que duermen
con silencios que pueblan sentidos
dormidos, soñados, atados
en investiduras de sol y de nieve
de pertenencias sin pertenecer
de lúgubres tonos
y canciones en francés.
Empuñaduras de plata y oro
conciernen a dos
cincel de cuerdas finas
con vocablos parlantes de fe,
que se niega,
que desaparece,
no se ve,
Está.
Aparece en la mano cogida de otra mano,
sosteniéndose,
una, volando
otro, de pie.
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